viernes, 11 de diciembre de 2015

Chutney de granada y mandarina

Quieras o no quieras, la Navidad ha llegado para quedarse.



Sí, bueno, ya llevamos con ella al menos un par de semanas, aunque los que evitamos los centros de las ciudades no nos hayamos enterado.

El caso es que ya nos estamos repartiendo los días que pasamos entre familias propias y ajenas, amigos, compromisos con el trabajo...

- Vale, entonces el fin de semana que viene voy a casa de mis padres.
- Y el siguiente recuerda que toca comer con los de la Facultad.
- Por la mañana, por la noche tenemos plan con los vecinos del 2ºA
(imagen de http://trenca.org/es/buitre-negro/)

Y así pasa, que el tiempo libre vuela en estas fechas... ¿Todavía te queda algún hueco libre en la agenda de Diciembre?

Si además te toca organizar alguna cena en casa o llevar algo a mesas ajenas, la cosa se complica: todos buscamos algo elegante que servir en el plato, pero hay veces que ni el tiempo ni las ganas acompañan.
Aquí es donde entran en juego las guarniciones y acompañamientos molones, ya que pueden conseguir que un lomo de cerdo al hono tenga mayor peso específico; te podrías sorprender con cómo con recetas sencillas del día a dia se puede vestir una mesa festiva, sólo hay que saber buscarle adecuados compañeros de viaje.

La inspiración de la receta me viene de unas granadas un poco ácidas a las que tenía que dar salida si no quería verlas en la basura. Precisamente ese sabor fue el que me dio la idea para el chutney, una preparación de origen indio del que ya estuve aprendiendo nociones hace un tiempo.



Los chutneys se realizan con una fruta o verdura sofritas en aceite o ghee, con cebolla cortada en juliana y jengibre, aunque también pueden llevar otras especias. Hice uno de membrillo con clavo y canela que estaba espectacular.
La norma general del chutney para las proporciones de azúcar y vinagre es que tienen que llevar la mitad en peso de la fruta. En mi caso, con unas granadas ácidas, varié las proporciones para que no me quedase demasiado fuerte, y aún así está acidillo...

Cuando veas lo fácil que es hacer un chutney, querrás hacer mucho, mucho... y no es tontería, ya puestos a ensuciar, puesto que puedes embotarlo y esterilizar los botes, como una conserva cualquiera; en cierto modo es un encurtido por el efecto del vinagre y la generosa capa de aceite que, con el bote reposado, sube a la superficie haciendo de aislante.
Ahora tú también podrás presumir en tus menús de tener un chutney, que suena muy sofisticado y como ves, no tiene ningún misterio.



Para una ración, lo justito para una cena de 4 personas, necesitarás:
- Media cebolla cortada en juliana
- 1 granada limpia (la mía entera pesaba 250g)
- la piel de una mandarina
- 75ml de vinagre de vino blanco
- 150g de azúcar blanca
- Jengibre fresco rallado o en polvo, al gusto (media cucharadita está bien)
- 3 cucharadas soperas de aceite de oliva

Si la vas a hacer en la Thermomix, empieza reduciendo a fosfatina la piel de la mandarina, ya limpia. Incorpora el aceite, el jengibre y la cebolla cortada en juliana y programa unos 10 minutos a 100ºC, velocidad cuchara para que se poche la cebolla sin picarse.

Una vez pasado ese tiempo, incorpora los granos de la granada y programa 5 minutos más, esta vez en Varoma y con la misma velocidad. Cuando el tiempo haya trascurrido incorpora el azúcar y el vinagre y programa bajo las mismas condiciones 5 minutos más, o hasta que obtengas el espesor deseado (con 10 minutos queda como una mermelada). Ten en cuenta que los pipos de la granada contienen pectina, por lo que gelificará bien una vez enfriada, así que es mejor que recién terminada tenga algo de textura, pero quede fluida.



Si vas a tirar de olla tradicional, el procedimiento es similar: calienta el aceite en una olla y sofríe ahí la cebolla con el jengibre picado, sin que llegue a dorarse. Añade también la piel de la mandarina picada al final del sofrito para que no amargue demasiado, todo esto a fuego medio para que los ingredientes sólo se cocinen.

Cuando la cebolla esté transparente, añade la granada y deja que se cueza unos instantes, removiendo constantemente. Añade después el azúcar y el vinagre y sigue removiendo un poco más, de cuando en cuando, para que no se pegue. Deberías dejar que el líquido se redujera en su mayor parte, que sólo quedase el líquido que contiene la granada y la cebolla; eso te llevará no más de 10 minutos al fuego.


Es posible que los pipos te sean un suplicio, sobre todo si son gorditos, pasa en caliente el chutney por un pasapurés para dejar una textura fina y sin tropezones; a veces los pipos parece que no molestan en crudo, pero cocinados se endurecen y no son divertidos de encontrar.

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