viernes, 13 de marzo de 2015

Mousse de Brie y frutos tropicales

Sigo a vueltas con el reto, espero quedar a la altura...



Es sólo que prefería dosificarme para no saturaros con piña, papaya y queso Brie hasta haceros aborrecerlo.

Si la otra vez fue una receta más para muñones cocinillas, esta tiene más trajín, pero también es mucho más vistosa. E irremediablemente buena.

En este caso he dejado de nadar y guardar la ropa en el rollo dulcesalao para decantarme por lo dulce, vaya que sí.


Ojo, que tampoco es empalagoso, más bien todo lo contrario: al final resulta una especie de cuajada con personalidad porque la fruta aporta el azúcar justo; la papaya está procesada en una mermelada muy ligera que luego te alegrará más de un desayuno.

No había probado la piña a la plancha y me animé gracias a que al principio del reto me lo aconsejaron... descubrimiento de los gordos, porque se carameliza en contacto con el calor que es un gustazo.

Si te animas, ten en cuenta que lleva un tiempo de elaboración. Aunque la gelatina en un par de horas te dará buenos resultados, si esperas a terminar el postre de un día para otro.

Arremángate, que esto empieza...

Ingredientes para dos vasos:
- 250ml de leche
- 100g de queso Brie (con la corteza y todo)
- 1 hoja de gelatina neutra hidratada
- 200ml de nata para montar, fría de la nevera
- Sal y pimienta
- 4 cucharadas de mermelada de papaya*
- 2 rodajas de piña fresca

*Para la mermelada de papaya sólo tienes que dejar cocer el mismo peso de pulpa que de azúcar (aunque yo suelo echar un pelín menos) y un par de peladuras de un limón. Se cuece a fuego lento hasta que al echar una cucharada de la mermelada en un plato, cuando esta se enfría, puede hacerse un surco con el dedo sin que las paredes de la mermelada se unan de nuevo. Como esta fruta tiene mucha pectina, gelifica sin problemas en unos 15 minutos de cocción. 
Cuenta con que para esta receta sale mermelada de sobra, así que embota en un tarro esterilizado y realízale el vacío cociendo en agua suficiente para cubrir el bote unos 20 min.

Primero, empieza hidratando la hoja de gelatina en agua fría unos diez minutos.

En un cazo, lleva la leche a ebullición y añade el queso Brie, sal y pimienta. Remueve a fuego medio hasta que el queso se haya fundido el queso; la corteza tendrás que rescatarla porque no se funde, pero prefiero que añadas todo porque le aporta sabor a la mezcla.

Aparta del fuego e incorpora la hoja de gelatina escurrida, homogeiniza con las varillas. Si quedase algún grumo del queso, puedes pasar el líquido a través de un colador, apurando bien. Deja que enfríe a temperatura ambiente, lo justo para notarlo con las manos.

Bate la nata hasta montarla en un recipiente limpio y bien seco; ayuda bastante si además lo has tenido con anterioridad en la nevera. Cuando la tengas montada, incorpora con una lengua de silicona la mezcla del queso, con movimientos envolventes. Vierte la masa en el interior de una manga pastelera de plástico y abre el pico, dejando una boca más bien grande.


Llena la mitad de los vasos con cuidado para que quede una capa homogénea, y reserva todo en la nevera unas dos horas, para que gane textura.

Una vez pasado el tiempo, añade dos cucharadas de mermelada en cada vaso, alisando con el dorso de la cuchara, y termina de rellenar los vasos con la mousse de Brie. Vuelve a enfriar un par de horas más en la nevera como mínimo.

Para terminar el postre, corta en cuatro las rodajas de piña sin el tronco y pasa los trozos por una plancha bien caliente hasta que quede bien dorada. Deja que se enfríe un poco antes de decorar los vasos con ella, o se fundirá la capa superior de la mousse.

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