He de reconocer que en esto de la blogosfera estoy un poco perdida. A lo mejor si tuviera Twitter me enteraría más de las cosas, pero me da miedo estar enganchada a una red social más.
Si algún alma caritativa me puede dar un curso exprés de Twitter se lo agradecería, empezando por la primera lección: "¿de verdad necesito poner un tuit en mi vida?"
El caso es que de la cantidad de #diade que hay en internet, ayer fue uno de los chulos: el día de la pasta fresca rellena. Me encantan esas iniciativas, y me gustarían más si no me enterara el mismo día, como pronto... ¡así no hay quien se organice!
Al final pude homenajear a la pasta fresca rellena como es debido, sólo que la receta la he tenido que colgar con retraso :(
Lo mejor de todo, es que pude estrenar mi cortapastas de disco para dejar los bordes de los ravioli en plan profesional ^^ Menudas ganas tenía de estrenarlo...
Con el relleno no me lo pensé dos veces: acababa de comprar espárragos verdes, de esos finitos que a la plancha con sal gorda son una delicia. Mi madre me había dado un bote de tomates secos en aceite, tremendos; ya que los tenía abiertos de cuando los usé para hacer pan, había que aprovecharlos. Uy, taquitos de jamón, también van al relleno... Para equilibrar sabores y amalgamar el relleno, un queso mantecoso como el Arzúa-Ulloa, le va de lujo.
Ocurre que cuando el relleno es tan sabroso, prefiero buscar una salsa simple, que realce su sabor en vez de sobrecargar el plato. Aquí recurrí al aceite de guindilla que Álex preparó hace tiempo, introduciendo en un bote con aceite de oliva virgen una guindilla, dos bolas de pimienta negra y un ajo; como esto no se puede hacer al momento, puedes usar todos esos ingredientes en el salteado final... ¡cuidado, es posible que hasta salga más picante!
Y en menos de una hora, tienes ravioli veraniegos: los he querido llamar así porque es un plato de pasta fresca ligera, con ingredientes muy apropiados para esta época, y porque ni te entretienes en la cocina más de lo necesario ni pasas caloruzo.
Aquí tienes los ingredientes para 2 personas:
Para la pasta fresca,
- 1 huevo mediano
- 100 g de harina de trigo floja
- 1 chorrito de aceite de oliva
- 1 pellizco de sal
Para el relleno,
- 4 espárragos muy finitos, que se tardan menos en hacer y están más ricos
- 25 g de tomate seco, mejor si lo has tenido en aceite un par de horas para que se suavice. Si no, con 10 minutos en agua muy caliente puedes reblandecerlos
- 25 g de taquitos de jamón serrano
- 25 g de queso tierno, yo usé Arzúa-Ulloa
- 1 cucharada de aceite de oliva (si usas el de los tomates, lo bordas)
- un pellizco de albahaca seca
Para saltear la pasta,
- 2 cucharadas de aceite de oliva vigen
- un diente de ajo
- 1 cayena entera, pequeñita
- pimienta negra y orégano
Empieza con la masa de la pasta haciendo un volcán con la harina, en un bol si te resulta más cómodo, donde añadirás en el centro el huevo, la sal y el aceite de oliva. Yo desde el principio uso las manos para amasar, pero si prefieres usar alguna otra herramienta y después pasar a las manos, lo que sea más cómodo para ti; el caso es conseguir una bola de masa homogénea, suave y brillante. Envuelve en papel film y deja reposar 20 minutos.
En ese tiempo puedes preparar el relleno y recoger un poquito.
Calienta la cucharada de aceite en una sartén para empezar sofriendo los espárragos bien picados. Cuanto más picados, mejor. Tras cinco minutos a fuego medio, removiendo para que no se queme, puedes incorporar el tomate seco, también picado muy fino.
Deja otros cinco minutos cocinar para finalizar con el jamón serrano en taquitos súper-pequeños; retira del fuego cuando hayan cambiado de color y añade la albahaca. Yo no echo sal porque el jamón al cocinarse ya da bastante sabrosura, pero no te sientas obligado a hacer lo mismo.
Cuando haya perdido un poco de temperatura, incorpora el queso bien picado y remueve bien: así el calor restante lo fundirá ligeramente y el relleno quedará más "armado".
Enharina un poco la mesa y el rodillo (eso si no tienes máquina de pasta) y haz una lámina lo más fina posible. Se puede, y ahora con este calor se hace bastante rápido; lo único ten cuidado de tener la harina siempre a mano para evitar que se te peque al rodillo o a la mesa.
La forma que tengo de hacer los ravioli ya la conoces: marco la mitad de la lámina para disponer montoncitos a un lado de la masa y luego doblo para cubrirlos. En este caso los montoncitos fueron del tamaño de una cucharilla para que no me salieran gigantes como la otra vez, jejeje.
El margen que dejas entre cada porción de relleno puedes humedecerlo con agua, usando un pincel o un dedo. Así se sellarán mejor.
Una vez sellados, puedes cortarlos a cuchillo, con el cortapizzas o con un cortapastas de disco que deje cenefa. Disponlos en una bandeja enharinada para que queden sueltos y no se peguen.
Hiérvelos en abundante agua salada, si tienes miedo a que se te rompan puedes hacerlo por tandas; en menos de 5 minutos ya los tienes hechos, que estos son más pequeños, aunque mejor ve probando por si te gusta la pasta a otro punto.
Cuando estén listos, escurre con cuidado y saltea ligeramente en una sartén donde hayas dorado previamente el ajo y la guindilla. En función de tu gusto por el picante, deja más o menos tiempo la guindilla por ahí.
Y ya está, sólo queda espolvorear pimienta negra picada y orégano seco en el plato ^^
Rico, ligero y más fácil de lo que piensas.
Waka waka!
ResponderEliminarLo de la pasta fresca es un vicio. ¿Has probado a hacerla con harina 00 italiana? No hay color T_T increiblebleble...
Qué va, con lo que me gusta cocinar, luego en lo tocante a las compritas me conformo con el "supermercado de confianza" que me pilla al lado, y variedad no es que tenga... pero recurro a una harina floja, de repostería, que cumple bastante bien.
EliminarCon esto y con la harina para los panes me tendría que rascar un poco más el bolsillo, lo reconozco.