Mira que me gusta el magro con tomate.
Con su laurel, sus patatitas, su pringue...
Frío, caliente, de plato principal o de tapa. Como sea, un buen magro con tomate está de empezar y no parar.
Además, si te lo montas bien sólo ensucias una olla (exprés) y la sartén donde frías las patatas. Haciéndose lentitas, puedes programarte para terminarlas justo cuando termine la cocción de la carne, un lujazo.
A mí, con lo que me gustan las especias, le doy más importancia a los ingredientes principales del plato, aunque tampoco las dejo de lado. Con el pimentón y el comino realzo el sabor de la carne, mientras que la canela, que está allí pero sin robar protagonismo, le da un punto diferente al tomate. El laurel unifica el guisote, dándole un aroma increíble.
¿Empezamos?
Para dos personas, necesitarás:
- 250g de magro de cerdo limpio y en tacos
- una cebolla pequeña, bien picada
- medio vaso de vino blanco, unos 75 ml
- tres cucharadas de aceite de oliva suave
- media cucharadita de pimentón, mucho mejor si es de la Vera
- una pizca de comino en polvo
- una pizca de canela en polvo
- una pizca de pimienta
- una hoja de laurel
- 200 g de tomate triturado
- una cucharadita de azúcar
- sal
Para la guarnición:
- dos patatas medianas, cortadas en cubitos pequeños
- abundante aceite para freír (oliva o girasol)
- sal
Empieza rehogando la carne en el aceite indicado, todo en la olla exprés a fuego fuerte y sin tapar. Salpimenta y dora la carne; cuando esté dorada reserva en un plato, en ese mismo aceite puedes sofreír la cebolla.
Una vez transparente, añade de nuevo la carne y la hoja de laurel. Incorpora el comino, la canela y el pimentón, tras añadir este último y remover bien para que se haga un poquito puedes sumarle el vino blanco, dejando que reduzca a fuego medio para que se evapore el alcohol; tiene que quedarse una salsa un pelín densa.
Ahora puedes añadir el tomate triturado con el azúcar, ajusta de sal y tapa la olla exprés, bajando el fuego en el momento que la pesa se levante. Con 40 minutos la carne se ablandará y el tomate se cocinará, además de dejar en la cocina un estupendo olor a laurel.
Mientras tanto, fríe las patatas cortadas en cubitos, por tandas, a fuego lento. Para que queden bien crujientes, yo las suelo salar dejando que "suden", y el agua la retiro con papel de cocina para que después no salpique.
Delicioso!!! Mi abuela lo hacía así!!! Que recuerdos me has traído...muchas gracias!!!
ResponderEliminarGracias a ti por el comentario! La verdad es que se agradece de vez en cuando encontrar un guiso de los de toda la vida por la red.
EliminarUn besote!